Una de las noticias sobre la que
debatimos la semana pasada fue la renuncia del Papa.
Respecto a las razones que han llevado
al Papa a renunciar, no conseguimos estar seguras. Pero, a veces,
llega el momento de rendirse. Quizás el espíritu no se canse, pero
la carne sí. Cuando ves que ya no puedes conseguir tus objetivos,
por mucho que lo intentes, debes saber dejar paso a otras personas
para que continúen tu labor lo mejor que puedan. Seas Papa u otra
cosa, debes saber cuando no estás haciendo bien tu labor y dejarlo.
Hubo cierto debate sobre la elección
del siguiente Papa. Según la versión oficial, es la voluntad de
Dios la que señalará al sucesor de Benedicto XVI pero algunas
compañeras se mostraban algo reticentes ante esta versión y
afirmaban que los intereses mundanos serían la clave en esta
decisión.
Respecto a lo de los candidatos mejor
colocados para la sucesión, no teníamos criterio para elegir entre ellos. En nuestra
opinión no debería ser muy mayor, alrededor de cincuenta años, el
color de su piel sería irrelevante, y debería hacer bien su labor.
El Papa y sus decisiones, lo
reconocemos, influyen poco o nada en nuestras vidas pero no pasa lo
mismo con la religión. Varias compañeras pertenecen al culto y
estuvimos un buen rato hablando sobre el asunto, en concreto sobre el
papel de la mujer. Una compañera explicó que una de las máximas
del culto es: “La mujer calle y pregunte al marido en casa”.
Tanto ella como el resto de las compañeras del culto, no se sienten
incómodas con la frase y con lo que implica porque así es la
Palabra y la respetan. Es el hombre el que predica y el que toma las
decisiones espirituales, en el resto de aspectos, la mujer no debe
tener un papel secundario. Además, el pastor evangelista, para poder
serlo, debe tener una compañera que también sea pastora. Y la
pastora juega un papel fundamental en el culto. Ella no predica pero
es la persona de referencia para el resto de las hermanas. El pastor (y marido) suele consultarle y ella exponen libremente su
opinión.
Aprovechando que una de estas
compañeras, a raíz de la idea de poner la otra mejilla, dijo que la
Palabra puede y debe interpretarse, otra compañera afirmó que
también podría interpretarse la idea de que la mujer deba estar
supeditada al hombre en cuestiones religiosas.
Quedamos en seguir con el tema en otra ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario